Operación Puerto: el caso de Paco Mancebo
Página 1 de 1.
Operación Puerto: el caso de Paco Mancebo
La Operación Puerto marcó un antes y un después en el ciclismo y en la vida de muchos corredores. Para algunos, como Paco Mancebo, el descubrimiento de la red de dopaje supuso entrar en un agujero negro: no pueden correr en un gran equipo al estar marcados como culpables de dopaje, pero tampoco son sancionados al no haber pruebas suficientes para inculparles. Para ellos la Operación Puerto significó el final de su carrera deportiva. Quedar para siempre en el olvido.
El texto que se expone a continuación, corresponde a la traducción literal de la conferencia de Carlos Arribas (El País) en las jornadas "Los nuevos caminos del ciclismo", en Melbourne (Australia), durante la celebración de los pasados Mundiales de ciclismo. Creo que constituye una información de gran interés. La idea de colgarlo en este espacio surgió a raíz de @FranReyesF y su blog "Espíritu Gregario" (desde aquí recomiendo a todos que le sigáis).
El texto original lo encontraréis en la siguiente web http://www.newcyclingpathway.com/news/blog/on-paco-mancebo-and-operacion-puerto-carlos-arribas
La Operación Puerto, la operación judicial que tuvo lugar en Madrid contra una red de dopaje, fue el resultado de la curiosidad de un detective, un teniente de la Guardia Civil que, después de descubrir algunas redes de falsificación y distribución a gran escala de esteroides anabolizantes, quería saber como se organizaba el último escalón, el de la distribución de sustancias y métodos entre los atletas. Para averiguarlo, necesitó la autorización de un juez para pinchar algunos teléfonos y vigilar a uno de los médicos deportivos más conocidos de España, Eufemiano Fuentes.
Las consecuencias de sus hallazgos le han superado, la falta de jueces con entusiasmo para desenmascarar todos los secretos de Eufemiano le paralizaron. Lo suyo no eran las interpretaciones políticas, y él se quedó con la sensación de una obra inacabada que, las autoridades deportivas nacionales e internacionales no quisieron terminar. Él sólo tenía que revelar la vida secreta de los atletas de elite. Las claves de un mundo que, cuatro años y medio después, sigue en marcha y gestionado por la misma gente que antes.
El teniente Enrique se ha convertido en capitán y está destinado en Afganistán, donde trabaja en los servicios de inteligencia. Probablemente, otro equipo de la Guardia Civil esté vigilando e interceptando a Eufemiano y otros médicos. Algunos corredores implicados fueron sancionados y han vuelto a correr; otros todavía están compitiendo sin haber sido sancionados; otros están suspendidos por el momento; los demás se retiraron sin equipo que les contratase; otros dieron positivo, fueron sancionados y no han regresado, otros han hablado, han escrito libros, han concedido entrevistas, se han arrepentido rompiendo el código de silencio y no ha sido aceptados de nuevo; otros siguen en el limbo, corriendo sin apenas dinero en pequeños equipos lejanos, en carreras exóticas.
La tarde del 23 de mayo de 2006 Paco Mancebo sintió que su vida cambiaba para siempre cuando una emisora de radio informa de la detención de Eufemiano Fuentes, Manolo Saiz y otros, así como del descubrimiento de decenas de bolsas de sangre en dos pisos en Madrid. Poco después, un amigo llama por teléfono a Mancebo, que está en su casa de Ginebra. "Estoy jodido, muy jodido", dice el corredor. "Hace unas semanas estuve con Eufemiano preparando sangre para el Tour. Dejé allí un par de bolsas ". Toda la carrera y la vida de Mancebo se reduce a esas dos bolsas. De pronto se vio sumido en un estupor y un escepticismo paralizante del que Luisa, su mujer, trata de sacarlo. "Hay que hacer algo", dice.
Luisa piensa. En este momento no ha sido revelado el nombre de ningún corredor implicado y, a pesar de que todo el mundillo ciclista sabe que Mancebo es uno de los clientes de Eufemiano, aún puede evitarse que su nombre se haga público si coopera con la investigación. Unos días más tarde, a través del Consejo Superior de Deportes, Mancebo se pone en contacto con Enrique, el teniente que había iniciado los pinchazos telefónicos meses atrás, como en "The Wire", monitorizando, interceptando e investigando los movimientos de Eufemiano Fuentes y sus amigos que iban a desencadenar la Operación Puerto. Mancebo se reunió con él un par de veces. Le ayudó a interpretar algunos documentos, a esclarecer las claves tras las sustancias prescritas por el médico a decenas de ciclistas. Mancebo cuenta al teniente su vida.
Le explica como unos años antes su director, cansado de verle acabar siempre sexto o séptimo en las grandes carreras a pesar de su gran clase, calidad y capacidad de sufrimiento, le dijo un día: “Paquito, tienes que ir al médico, el médico decide quién gana la carrera, la clasificación general de la Vuelta y el Giro, todos los que no van con él no valen un comino”.
Paco cuenta todo a Enrique, que lo transcribe y se lo da para que lo firme como una declaración oficial para el registro, pero Mancebo rechaza firmarlo. Dice que no tiene nada contra Eufemiano, que le visitó voluntariamente, que le pagó regularmente por el tratamiento, ¿por qué iba traicionarle?. Así que Mancebo pierde su inmunidad al no querer firmar una declaración que por otro lado ayudó en poco a la investigación.
Enrique debe instruir un caso de delito contra la salud pública (hay que recordar que en mayo de 2006 aún no había entrado en vigor la ley antidopaje que criminaliza las acciones de quienes promueven u organizan actividades de dopaje) y para demostrarlo necesita pacientes, deportistas, que hayan puesto su vida en peligro por seguir las instrucciones de Eufemiano. Mancebo no puede ayudar con eso. No puede inventarse un choque anafiláctico, una reacción alérgica, una enfermedad relacionada con las sustancias que le suministró Eufemiano o causadas por transfusiones llevadas a cabo no en los centros de salud, sino en hoteles, casas particulares, y aseos de estaciones de tren.
Inevitablemente, el nombre de Mancebo aparece entre la lista de docenas de ciclistas del primer informe de Enrique. Ese precipitado y precario informe no lo publica la Guardia Civil a petición del juez, a quien le da igual los nombres de los ciclistas que dieron y recibieron sangre, sino a petición del Tour de Francia.
Una semana antes del Tour, El País empezó a publicar documentos encontrados en los registros que habían sido mantenidos en secreto hasta entonces. A la mañana siguiente, los ciclistas españoles boicotearon el Campeonato Nacional de ciclismo, que no se disputó por primera vez en su historia. Sólo dos corredores, Pedro Horrillo y Paco Mancebo, tomaron la salida. Dieron una vuelta al circuito y se fueron a casa.
El Tour, alarmado por la posibilidad de que algunos corredores implicados empañaran su carrera, pide un informe oficial al presidente del CSD, Jaime Lissavetzky, para entregárselo a los equipos en una reunión mantenida en Estrasburgo con objeto de que éstos inicien una purga interna. Mancebo, como Basso, Ullrich, Sevilla y todos los corredores de Liberty, deben irse a casa antes de la salida. Poco después Ag2r, el equipo donde creía que iba a hacerse rico, le despidió pagando el resto de su contrato.
La UCI y la AMA, ahogadas en papeleo, dejan todo en manos de sus abogados. Como francotiradores, las autoridades antidopaje alemana e italiana sólo se preocupan de castigar a los nombres más famosos. No investigan las franquicias de la red de Eufemiano en sus propios países, los médicos que trabajan con él, que ayudaban a establecer bancos de sangre seguros durante el Giro y el Tour. Enrique colabora con Italia y Alemania. Les ayuda a encontrar lagunas jurídicas que les habilitarán para tomar muestras de las bolsas de sangre, hacer confesar a Basso, castigar a Ullrich y otros muchos. En Francia, donde también había ramificaciones, nadie hace nada.
El mundo del ciclismo organiza su Zonderkommando, los equipos lucharán unos contra otros por corredores más baratos, traicionarán a sus vecinos, pensarán cómo sobrevivir, se acusarán mutuamente, elaborarán una lista negra, organizarán una caza de brujas.
Allan Davis está en la lista. Valverde no está en la lista.
En 2007 Mancebo corre en el Relax, un equipo de segunda división que quiere dar una oportunidad a todos los que se pierden en el limbo como Sevilla, Santi Pérez o Vicioso. Se buscan acuerdos con el CSD, que quiere controles médicos oficiales, probar que puede empezar desde cero. El expermiento falla y se hunde una vez que la Vuelta rechaza la participación de los sospechosos. Al año siguiente Mancebo se va a Portugal, ganando 900 euros al mes. Nadie le sanciona, pero no hay ningún equipo importante que se atreva a contratarle. Está en la lista negra.
Alejandro Valverde también está en la lista negra, acosado y acusado desde todas partes, sólo se mantiene a flote por la fuerza de su equipo, el Caisse d’Épargne. Su nombre es el símbolo de la Operación Puerto. Incluso cuando Eufemiano estaba bajo arresto en la comisaría de policía preguntó si irían a por Valverde, uno de sus clientes que aseguró que estaba envuelto.
En 2010 el equipo americano desaparece, Mancebo se queda sin empleo, participa en carreras de mountain bike y encuentra un patrocinador griego para un equipo en Murcia. Brilla en la Vuelta a México y el Tour de Utah, gana la Vuelta a Guadalupe. Viendo que su futuro parece asegurado con un gran espónsor, llama a su antiguo director Eusebio Unzué para que le contrate, para volver al ProTour cinco años después de la Operación Puerto.
Unzué se niega. Ha recibido información de la Federación Española. "Cuando el proceso por delito contra la salud pública empiece contra Eufemiano, Merino Batres, Sáiz y otros acusados, pediremos al juez las bolsas de sangre y empezaremos con las sanciones, incluído Mancebo, así que no le contrates".
El ciclismo sigue siendo lo mismo pero sin Mancebo, que en Septiembre en lugar de correr la Vuelta a España corre la Vuelta a Bulgaria, donde acaba tercero y descubre que todavía hay carreras UCI sin controles antidopaje.
Unos meses después de la Operación Puerto, Enrique se encuentra por la calle a José Luis Merino Batres, propietario de un laboratorio de análisis clínicos y el hombre que organizó la logística de las transfusiones de la Operación Puerto. Tras saludarle, le dice al teniente:
"El tipo por el que más pena siento es Mancebo. ¿Sabe usted que tenía un hematocrito natural tan alto (49) que no podíamos darle nada porque podría ser detectado fácilmente? Sólo le dimos placebos y poco más. Le estafamos durante años".
Fuentehttp://blogs.terra.es/blogs/cuentakilometros/archive/2010/11/03/operaci-243-n-puerto-el-caso-de-paco-mancebo.aspx
El texto que se expone a continuación, corresponde a la traducción literal de la conferencia de Carlos Arribas (El País) en las jornadas "Los nuevos caminos del ciclismo", en Melbourne (Australia), durante la celebración de los pasados Mundiales de ciclismo. Creo que constituye una información de gran interés. La idea de colgarlo en este espacio surgió a raíz de @FranReyesF y su blog "Espíritu Gregario" (desde aquí recomiendo a todos que le sigáis).
El texto original lo encontraréis en la siguiente web http://www.newcyclingpathway.com/news/blog/on-paco-mancebo-and-operacion-puerto-carlos-arribas
La Operación Puerto, la operación judicial que tuvo lugar en Madrid contra una red de dopaje, fue el resultado de la curiosidad de un detective, un teniente de la Guardia Civil que, después de descubrir algunas redes de falsificación y distribución a gran escala de esteroides anabolizantes, quería saber como se organizaba el último escalón, el de la distribución de sustancias y métodos entre los atletas. Para averiguarlo, necesitó la autorización de un juez para pinchar algunos teléfonos y vigilar a uno de los médicos deportivos más conocidos de España, Eufemiano Fuentes.
Las consecuencias de sus hallazgos le han superado, la falta de jueces con entusiasmo para desenmascarar todos los secretos de Eufemiano le paralizaron. Lo suyo no eran las interpretaciones políticas, y él se quedó con la sensación de una obra inacabada que, las autoridades deportivas nacionales e internacionales no quisieron terminar. Él sólo tenía que revelar la vida secreta de los atletas de elite. Las claves de un mundo que, cuatro años y medio después, sigue en marcha y gestionado por la misma gente que antes.
El teniente Enrique se ha convertido en capitán y está destinado en Afganistán, donde trabaja en los servicios de inteligencia. Probablemente, otro equipo de la Guardia Civil esté vigilando e interceptando a Eufemiano y otros médicos. Algunos corredores implicados fueron sancionados y han vuelto a correr; otros todavía están compitiendo sin haber sido sancionados; otros están suspendidos por el momento; los demás se retiraron sin equipo que les contratase; otros dieron positivo, fueron sancionados y no han regresado, otros han hablado, han escrito libros, han concedido entrevistas, se han arrepentido rompiendo el código de silencio y no ha sido aceptados de nuevo; otros siguen en el limbo, corriendo sin apenas dinero en pequeños equipos lejanos, en carreras exóticas.
La tarde del 23 de mayo de 2006 Paco Mancebo sintió que su vida cambiaba para siempre cuando una emisora de radio informa de la detención de Eufemiano Fuentes, Manolo Saiz y otros, así como del descubrimiento de decenas de bolsas de sangre en dos pisos en Madrid. Poco después, un amigo llama por teléfono a Mancebo, que está en su casa de Ginebra. "Estoy jodido, muy jodido", dice el corredor. "Hace unas semanas estuve con Eufemiano preparando sangre para el Tour. Dejé allí un par de bolsas ". Toda la carrera y la vida de Mancebo se reduce a esas dos bolsas. De pronto se vio sumido en un estupor y un escepticismo paralizante del que Luisa, su mujer, trata de sacarlo. "Hay que hacer algo", dice.
Luisa piensa. En este momento no ha sido revelado el nombre de ningún corredor implicado y, a pesar de que todo el mundillo ciclista sabe que Mancebo es uno de los clientes de Eufemiano, aún puede evitarse que su nombre se haga público si coopera con la investigación. Unos días más tarde, a través del Consejo Superior de Deportes, Mancebo se pone en contacto con Enrique, el teniente que había iniciado los pinchazos telefónicos meses atrás, como en "The Wire", monitorizando, interceptando e investigando los movimientos de Eufemiano Fuentes y sus amigos que iban a desencadenar la Operación Puerto. Mancebo se reunió con él un par de veces. Le ayudó a interpretar algunos documentos, a esclarecer las claves tras las sustancias prescritas por el médico a decenas de ciclistas. Mancebo cuenta al teniente su vida.
Le explica como unos años antes su director, cansado de verle acabar siempre sexto o séptimo en las grandes carreras a pesar de su gran clase, calidad y capacidad de sufrimiento, le dijo un día: “Paquito, tienes que ir al médico, el médico decide quién gana la carrera, la clasificación general de la Vuelta y el Giro, todos los que no van con él no valen un comino”.
Paco cuenta todo a Enrique, que lo transcribe y se lo da para que lo firme como una declaración oficial para el registro, pero Mancebo rechaza firmarlo. Dice que no tiene nada contra Eufemiano, que le visitó voluntariamente, que le pagó regularmente por el tratamiento, ¿por qué iba traicionarle?. Así que Mancebo pierde su inmunidad al no querer firmar una declaración que por otro lado ayudó en poco a la investigación.
Enrique debe instruir un caso de delito contra la salud pública (hay que recordar que en mayo de 2006 aún no había entrado en vigor la ley antidopaje que criminaliza las acciones de quienes promueven u organizan actividades de dopaje) y para demostrarlo necesita pacientes, deportistas, que hayan puesto su vida en peligro por seguir las instrucciones de Eufemiano. Mancebo no puede ayudar con eso. No puede inventarse un choque anafiláctico, una reacción alérgica, una enfermedad relacionada con las sustancias que le suministró Eufemiano o causadas por transfusiones llevadas a cabo no en los centros de salud, sino en hoteles, casas particulares, y aseos de estaciones de tren.
Inevitablemente, el nombre de Mancebo aparece entre la lista de docenas de ciclistas del primer informe de Enrique. Ese precipitado y precario informe no lo publica la Guardia Civil a petición del juez, a quien le da igual los nombres de los ciclistas que dieron y recibieron sangre, sino a petición del Tour de Francia.
Una semana antes del Tour, El País empezó a publicar documentos encontrados en los registros que habían sido mantenidos en secreto hasta entonces. A la mañana siguiente, los ciclistas españoles boicotearon el Campeonato Nacional de ciclismo, que no se disputó por primera vez en su historia. Sólo dos corredores, Pedro Horrillo y Paco Mancebo, tomaron la salida. Dieron una vuelta al circuito y se fueron a casa.
El Tour, alarmado por la posibilidad de que algunos corredores implicados empañaran su carrera, pide un informe oficial al presidente del CSD, Jaime Lissavetzky, para entregárselo a los equipos en una reunión mantenida en Estrasburgo con objeto de que éstos inicien una purga interna. Mancebo, como Basso, Ullrich, Sevilla y todos los corredores de Liberty, deben irse a casa antes de la salida. Poco después Ag2r, el equipo donde creía que iba a hacerse rico, le despidió pagando el resto de su contrato.
La UCI y la AMA, ahogadas en papeleo, dejan todo en manos de sus abogados. Como francotiradores, las autoridades antidopaje alemana e italiana sólo se preocupan de castigar a los nombres más famosos. No investigan las franquicias de la red de Eufemiano en sus propios países, los médicos que trabajan con él, que ayudaban a establecer bancos de sangre seguros durante el Giro y el Tour. Enrique colabora con Italia y Alemania. Les ayuda a encontrar lagunas jurídicas que les habilitarán para tomar muestras de las bolsas de sangre, hacer confesar a Basso, castigar a Ullrich y otros muchos. En Francia, donde también había ramificaciones, nadie hace nada.
El mundo del ciclismo organiza su Zonderkommando, los equipos lucharán unos contra otros por corredores más baratos, traicionarán a sus vecinos, pensarán cómo sobrevivir, se acusarán mutuamente, elaborarán una lista negra, organizarán una caza de brujas.
Allan Davis está en la lista. Valverde no está en la lista.
En 2007 Mancebo corre en el Relax, un equipo de segunda división que quiere dar una oportunidad a todos los que se pierden en el limbo como Sevilla, Santi Pérez o Vicioso. Se buscan acuerdos con el CSD, que quiere controles médicos oficiales, probar que puede empezar desde cero. El expermiento falla y se hunde una vez que la Vuelta rechaza la participación de los sospechosos. Al año siguiente Mancebo se va a Portugal, ganando 900 euros al mes. Nadie le sanciona, pero no hay ningún equipo importante que se atreva a contratarle. Está en la lista negra.
Alejandro Valverde también está en la lista negra, acosado y acusado desde todas partes, sólo se mantiene a flote por la fuerza de su equipo, el Caisse d’Épargne. Su nombre es el símbolo de la Operación Puerto. Incluso cuando Eufemiano estaba bajo arresto en la comisaría de policía preguntó si irían a por Valverde, uno de sus clientes que aseguró que estaba envuelto.
En 2010 el equipo americano desaparece, Mancebo se queda sin empleo, participa en carreras de mountain bike y encuentra un patrocinador griego para un equipo en Murcia. Brilla en la Vuelta a México y el Tour de Utah, gana la Vuelta a Guadalupe. Viendo que su futuro parece asegurado con un gran espónsor, llama a su antiguo director Eusebio Unzué para que le contrate, para volver al ProTour cinco años después de la Operación Puerto.
Unzué se niega. Ha recibido información de la Federación Española. "Cuando el proceso por delito contra la salud pública empiece contra Eufemiano, Merino Batres, Sáiz y otros acusados, pediremos al juez las bolsas de sangre y empezaremos con las sanciones, incluído Mancebo, así que no le contrates".
El ciclismo sigue siendo lo mismo pero sin Mancebo, que en Septiembre en lugar de correr la Vuelta a España corre la Vuelta a Bulgaria, donde acaba tercero y descubre que todavía hay carreras UCI sin controles antidopaje.
Unos meses después de la Operación Puerto, Enrique se encuentra por la calle a José Luis Merino Batres, propietario de un laboratorio de análisis clínicos y el hombre que organizó la logística de las transfusiones de la Operación Puerto. Tras saludarle, le dice al teniente:
"El tipo por el que más pena siento es Mancebo. ¿Sabe usted que tenía un hematocrito natural tan alto (49) que no podíamos darle nada porque podría ser detectado fácilmente? Sólo le dimos placebos y poco más. Le estafamos durante años".
Fuentehttp://blogs.terra.es/blogs/cuentakilometros/archive/2010/11/03/operaci-243-n-puerto-el-caso-de-paco-mancebo.aspx
marketos- Cantidad de envíos : 1571
Fecha de inscripción : 05/01/2010
Edad : 32
Re: Operación Puerto: el caso de Paco Mancebo
particularmente no se hasta qe punto es cierto, pero a mi me hace reflexionar sobre como se ha llevado la OP... grande mancebo siempre!
marketos- Cantidad de envíos : 1571
Fecha de inscripción : 05/01/2010
Edad : 32
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.